domingo, 1 de marzo de 2015

Del director



Lo que ocurrió hace días  en el puerto de Acapulco con maestros disidentes de la CETEG y alumnos de la Normal de Ayotzinapa, ya se veía llegar por lo agresivo que estas personas se comportaban con elementos de algunas corporaciones policíacas y de la sociedad en general.

Nunca estaríamos de acuerdo en que a la desaparición de los 42 estudiantes normalistas ocurrida en los últimos meses  del año pasado en la ciudad de Iguala, se le de borrón y cuenta nueva por parte de las autoridades, pero a nuestro muy modesto real saber y entender los maestros disidentes junto con los jóvenes “ayotzinapos”, parecía ser que ya se estaban pasando y dejaban muy en claro que lo único que buscaban al amparo de los padres de estos desaparecidos, era saciar sus intereses personales a costa del dolor humano de los familiares de los que aun no aparecen.

No nos alegramos pero creemos que el gobierno hizo lo que tenia que hacer, implantar el estado de derecho para hacer que prevaleciera el orden jurídico del que todos los mexicanos estamos obligados a respetar.

La acción contra estas personas por parte de elementos policíacos incluyendo a los del Ejercito, de la Marina y de la Policía Federal y fuerzas estatales de seguridad, fue para desbloquear la carretera que en Acapulco conduce al aeropuerto internacional, debido a que con ello muchos pasajeros de las diversas lineas aéreas, quedaron en esos momentos totalmente varados por varias horas para llegar a sus destinos de origen.

Al cierre de nuestra presente edición se había comentado en las diversas redes sociales que todo los implicados en este zafarrancho habían quedado en libertad lo que realmente no se justifica porque se cometieron delitos sancionados por nuestras leyes y lo mas justo y correcto hubiera sido  aplicar la ley porque hay que recordar que hubo un muerto del que no se sabe a ciencia cierta como perdió la vida, pero que fue a consecuencia de los hechos originados por estas personas disidentes y no se encontraba descansando como angelito en el interior de su hogar.


Al menos ese es nuestro punto de vista.

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