viernes, 4 de julio de 2014

Mujeres, Sí…



Juan López

    Principal atribución del Congreso es recibir iniciativas de ley que le sean turnadas por el Poder Ejecutivo. No es obligación en ningún caso que éstas sean acatadas y promulgadas sin preámbulo alguno. Si la figura del legislador migrante no fue considerada urgente por el pleno, es jurisdicción de la Cámara, retraerla para ulterior discusión. Acción pública y transparente que no esconde otro subterfugio.

    La subcultura política a la que estábamos habituados, era a que los legisladores no discutan, no piensen y acaten con docilidad lo que les hiciera llegar el señor gobernador. Cierta vez un presidente de la república autorizó que su esposa tuviera a su disposición y criterio un Ramo x, de la administración pública federal (así como el Ramo 33), para que le fuesen reembolsados todos los gastos que ella y sus hijos hicieran cuando compraran ropa, viandas, perfumes, vinos, regalos y toda clase de caprichos y antojos en los que se sumergen los nuevos ricos. Marta Sahagún pudo desde entonces ser considerada uno de los despilfarros más onerosos de la política mexicana. A la fecha no existe, ni por excepción, legislador que defendiera los intereses de la Nación.

    La otra aberración -así sentida por las feministas-, que no se haya aprobado la igualdad de género en la integración de Cámaras y Ayuntamientos. Ellas desean que por ley se designe igual número de mujeres y hombres en las boletas electorales  para que el votante legitime la inclusión, tanto de unos como de otras, en los cabildos y legislaturas. Machistas, misóginos, son unos de los epítetos que se ganaron nuestros diputados.

    Defenderíamos con ferocidad la paridad de género si, las damas que han incursionado en el servicio público, hubieran dejado a su paso por la administración, una huella de respeto e hidalguía. Gozaran ellas del mérito y crédito de haber mejorado los establos del quehacer político. Que por su prestancia en la labor pública el pantano de la corrupción fuera menor en México. Pero…

    Cuáles son los frutos, hacia la sociedad, de toda una vida untada a la ubre presupuestal de Guadalupe Gómez Maganda. Qué le debe el pueblo de Guerrero a Verónica Muñoz Parra. Al mismo ritmo que los masculinos las femeninas atrapan para su peculio los privilegios de la nómina, ocultan con la misma eficacia sus ingresos, que los ciudadanos erogamos con nuestros impuestos. Guardan igual silencio para ocultar a detalle los pagos que reciben: son tan  opacas como los hombres y no  diferencian su gula por enriquecerse como motivación primordial. Vivir fuera del presupuesto… Jamás.

    De qué le servirá a la ciudadanía que se equiparen géneros en el gobierno. Si las mujeres nos garantizaran que ellas van a erradicar la corrupción, administrarán la hacienda pública como el gasto de su casa. Que reducirán la desigualdad social y económica. Pero…

    Mientras los ejemplos de mujeres que llegaron a la cúspide del poder y pervirtieron sus emociones, sean Marta Sahagún, Elba Esther Gordillo, Olga Sánchez Cordero y Purificación Carpinteyro, las ganas de anatemizar a quienes ayer en Guerrero rechazaron la paridad de género, se nos disuelven en la duda de que así, estamos bien… ¡Qué caso tiene!.

   PD: “P´a los toros del jaral, los caballos de allá mesmo”: Dicho Popular.

     

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