sábado, 17 de agosto de 2013

La historia del nuevo 'Bin Laden' que tiene atemorizado a EE.UU.




Francia. Agosto 18 del 2013. (Agencia de Noticias RT). Un joven experto en explosivos se ha convertido para EE.UU. en la figura más amenazante de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP). Se trata de Ibrahim al Asiri y se encuentra bajo el acecho de las Fuerzas Militares de Washington.

Las bombas diseñadas por este terrorista son implantadas prácticamente en la ropa o el cuerpo del atacante suicida, lo cual las hace casi indetectables y pueden causar daños considerables, informa el diario francés 'Atlantico'.

Ibrahim Hassan al Asiri es el experto en explosiones principal de AQPA y uno de los líderes más peligrosos de Al Qaeda en general. Nació en 1982 en Riad, Arabia Saudita, en una familia militar promedio. Después de terminar la secundaria, se matriculó en la Universidad de Riad, en el Departamento de Química: su plan era convertirse en un especialista y trabajar en la industria petroquímica local.


La guerra en Irak

Sin embargo en 2003, tras la invasión de las fuerzas de EE.UU. en Irak, decidió dejar los estudios para combatir bajo el estandarte de Al Qaeda en Mesopotamia. Algún tiempo después fue detenido en la frontera con Arabia Saudita y condenado a tres años de prisión.

A principios de 2007, su nombre apareció de nuevo en la lista de los miembros de Al Qaeda buscados por las fuerzas de seguridad saudíes bajo la sospecha de preparar ataques terroristas a gran escala contra varias instalaciones petroleras locales.

A principios de 2009 Ibrahim Al Asiri fue proclamado como uno de los fundadores de AQPA, la nueva rama de Al Qaeda, y nombrado jefe de explosivos, cargo que fue autorizado por el mismo Osama bin Laden.

Para probar su lealtad y su conocimiento, decidió utilizar a su hermano menor, Abdulá, como atacante suicida contra el responsable de la lucha antiterrorista en Arabia Saudita, el príncipe y viceministro del Interior Mohamed bin Nayef, quien solo resultó herido en el atentado.

El atacante logró pasar desapercibido ya que la carga explosiva estaba oculta en su ropa interior. Era un tipo nuevo de explosivos sin un componente de metal.


Escala mundial

Cuatro meses más tarde, Al Asiri tuvo la oportunidad de experimentar con el mismo tipo de explosivo y el método de aplicación en la ropa interior en el plano internacional. El joven nigeriano Umar Farouk Abdulmutalab intentó hacer explotar un avión comercial con 300 personas a bordo que viajaba rumbo a Detroit el día de Navidad de 2009. El detonante falló y el joven fue sentenciado a cadena perpetua.

Un año más tarde, en octubre de 2010, Al Asiri intentó atentar contra dos aviones de correos enviando exactamente los mismos explosivos. Todo esto creó una situación de pánico en el transporte aéreo.


Apoyo médico

La crisis en Siria que comenzó en marzo de 2011 le brindó un ayudante inesperado en la persona del doctor Ahmed Said Saad, un cirujano sirio que se unió a AQPA desde el comienzo de la rebelión armada en su país y colaboró en los experimentos para implantar un nuevo tipo de explosivo líquido indetectable, primero en animales y después en humanos.

En 2012, Saad murió tras ser alcanzado por un ataque aéreo de EE.UU. Sin embargo, los logros alcanzados en los experimentos le concedieron a Al Asiri el reconocimiento del nuevo líder de Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden, Ayman al-Zawahiri, quien lo nombró inmediatamente segundo al mando de AQPA.


El fantasma del 11 de septiembre


Después de recibir la luz verde, Al Asiri propuso a la cúpula de Al Qaeda organizar una serie de actos terroristas coordinados en vísperas del 12 aniversario de los ataques del 11-S para vengar la muerte de Bin Laden.

Los servicios de inteligencia norteamericanos consiguieron acceder a una conversación en la que Al-Zawahiri, y el líder de Al Qaeda en la Península Arábiga, Nasir al-Wuhayshi, acordaban hacer "algo grande" el pasado 4 de agosto.

El potencial atentado podría convertirse en el más grave desde el 11 de septiembre de 2001. Por eso la interceptación de esa conversación provocó el cierre temporal de las embajadas estadounidenses en veinte países de Oriente Próximo y África.

Occidente está ahora en un estado de alerta máxima, ya que a pesar de las medidas de seguridad, nadie sabe dónde y cuándo golpeará Al Qaeda usando su nueva arma. Todos temen una repetición del 11 de septiembre

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