sábado, 2 de febrero de 2013

¿ZONA CERO? ¡CERO MENTIRAS!




                                                   
                                                           México, D. F., a 2 de febrero de 2013


Por Renato Consuegra / *

Quizá sin pensarlo ni quererlo o porque alguien se los indujo, la mayoría de los medios de comunicación se han referido a las oficinas centrales de Petróleos Mexicanos tras el siniestro del jueves 31 de enero, como la Zona Cero, acostumbrados a copiar todo lo que viene de los Estados Unidos, como cuando las autoridades de Nueva York llamaron así al lugar del atentado del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas.

De acuerdo con la información disponible en la WWW, la expresión Zona Cero surge como traducción de la expresión inglesa Ground Zero y tuvo su primer uso para referirse a la zona donde explotaron las bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Antes se habían referido a la zona donde realizaron ensayos atómicos exitosos, en Alamogordo, Nuevo México, como el Point Zero. El Diccionario de Inglés Oxford cita el uso de este término definiéndolo como la parte de tierra o suelo inmediatamente debajo de una explosión de bomba y sobre todo en el caso de un arma nuclear.

Es una obligación de los periodistas y los medios de comunicación evitar la especulación. Es un deber, también, de las autoridades en el Gobierno de la República, informar a la población de manera puntual, clara y protegiendo sólo los intereses de la Nación, sobre la realidad de los acontecimientos. Es nuestro derecho. Debemos estar informados sobre lo que ocurrió y es hora de conocer la verdad.

En cambio, ante la falta de una información precisa y sólo evasivas a la pregunta central, se da pie a la especulación, a que la información se salga de los cauces oficiales y la verdad aparezca en los informales, lo que daña aún más la confianza ciudadana en sus gobernantes.

Por esto mismo llama la atención que no exista un pronunciamiento claro y oportuno. Se han dejado correr versiones interesadas de que hubo un estallido de gas, los cuales expertos en este tipo de explosiones han echado por tierra. Lo mismo ocurrió ante la posibilidad de una explosión causada por fallos eléctricos.

Un estallido de gas o conflagración eléctrica necesariamente habrían causado incendios. No así una bomba, cuyas consecuencias, además del gran golpe de la detonación, son las de una gran fuerza expansiva como ocurrió ayer en Pemex.

Si esto fue así, entonces el Gobierno muy probablemente se encuentra frente a un gran dilema de comunicación para explicar el presunto origen. El gobierno de México carece en este momento de argumentos para culpar a algún extranjero como sí los tuvieron los estadounidenses con Osama Bin Laden. Tampoco existen hoy fuerzas radicales de izquierda o comunistas, como los tuvieron los gobiernos de los años 70, puesto que la presunta izquierda mexicana actual está más que cooperativa con el nuevo gobierno. ¿Entonces, quién?

Algunos de los testigos han comentado que se escuchó una explosión seca, sin eco. ¿Y si no fue una, sino varias? La reportera Icela Lagunas recogió el testimonio de uno de los trabajadores de Pemex, Roberto, para Reporte Índigo: “Muchos corrimos a esa zona, no sabíamos qué había pasado, sólo sentimos la sacudida, después la nube de polvo y los gritos de ayuda, pero de pronto se escuchó otro sonido, como si el edificio tronara o se fuera a caer, luego otro ruido más fuerte, todos corrimos y nos alejaron del B2”.

¿Pudieron ser más explosiones? Salvador Maceda, reportero de TV Azteca, relató el jueves 31 de enero que 10 minutos antes del inicio del noticiario nocturno, alrededor de las 22:20 horas, hubo una gran movilización de cuerpos de seguridad, emergencia y personal que se encontraba en la zona del siniestro en las oficinas centrales de Pemex. Las imágenes proyectaban gente corriendo despavorida. ¿Cuál fue la orden para tal estampida humana? ¿Acaso encontraron algún o algunos artefactos sin explotar?

Hablar de Zona Cero en su concepción original implica aceptar que hubo alguna bomba. A 24 horas no existe una aclaración contundente. “Todo apunta a que fue un accidente”, opina el director de la paraestatal, Emilio Lozoya. “Que la investigación sea seria y transparente”, reclama el ex Presidente Felipe Calderón.

Que se nos diga la verdad, Cero Mentiras, reclamamos todos los mexicanos.


E-mail: renatoconsuegra@yahoo.com.mx
Twitter: @renatoconsuegra
Facebook: renatoconsuegra



(*) Renato Consuegra es periodista, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y director de Difunet y Campus México. Esta columna es publicada en el sitio http://www.ricardoaleman.com.mx/index.php/plumas-invitadas/renato-consuegra

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