domingo, 22 de abril de 2012

Renè Juárez Cisneros fue un niño muy pobre pero inmensamente feliz


*No peleaba, pero si lo buscaban lo encontraban

Laura Sánchez Granados/Agencia de Noticias Acapulco
Acapulco. Gro. Abril del 2012. El respeto, el cariño y la admiración no se pueden ocultar, hay hermanos que pelean, otros mas que son alejados, pero también hay quienes se aman, se protegen y se ayudan Arturo Juárez Cisneros hermano menor de René, revivió esos momentos de su niñez, “fuimos muy pobres, pero inmensamente felices”, dice convencido, su madre Doña Carmen Cisneros se pasaba horas y horas atrás de una máquina de coser, pero nunca dejo de atenderlos y de consentirlos.

René es su máximo, siete años mayor que él siempre lo defendió, “vivíamos en una colonia difícil, muchos jóvenes eran peleoneros y abusivos” recuerda Arturo, su hermano no fue de buscar pleito, pero “si lo buscaban lo encontraban” y era muy bueno para los golpes, su madre les inculco nunca buscar problemas, pero también les enseño a defenderse.

Ella sabía que para salir adelante en esa colonia, tenían que ponerles un alto a los abusivos, también les inculco no caer en la droga o en el alcoholismo, les hablo de los peligros y los impulso a salir adelante y tener una carrera.

“Recuerdo a mi hermano siempre trabajando, le hacía a todo”, cerca de su casa había un monte, se subía a cazar iguanas y garrobos los vendía en el mercado era bueno para la caza. Recuerda Arturo, que en uno de esos viajes le mordió un perro y otro día llegó con una enorme cortada en la planta del pie, a gritos le pidió el café Tineo, -esa era la marca de café de olla- y se lo puso en la herida para pararle la sangre, René siempre andaba descalzo incluso así jugaba fut bol que fue su pasión, le decían Pelé por ser un excelente futbolista y porque se le parecía, comenta su hermano.

En la colonia la Laja los chamacos hacían competencias de trompo, de tacón, cascaritas y René la mayoría de las veces ganaba, la apuesta era de diez centavos ese dinero no lo gastaba para él, en la tienda compraba pan, café y leche para todos.

Con verdadero orgullo dice que su hermano René fue un estudiante de 9 y 10 a pesar de que trabajaba todo el día en la playa vendiendo mariscos a los turistas en la  Condesa, ahí fue cuando conoció a Ernesto Rodríguez Escalona, era el hijo del dueño del restaurante don Chuy Rodríguez, los dos eran muy pequeños y ahí inicio su gran amistad.

En esa época conoció también a su amigo inseparable Miguel Mayren Domínguez y a otro niño también muy humilde que vendía títeres en la playa, Mario Castillo “La Muerte”, un jovencito del barrio de Petaquillas, hoy a más de 45 años de amistad, dice que pocas personas en el mundo pueden tener el privilegio de contar con un gran amigo como él lo tiene en René Juárez, “ha estado conmigo en las buenas y en las malas, con poder y sin poder es un privilegio su amistad” comenta.

Cuando ingreso a la secundaria y a la preparatoria René nunca bajo su promedio, continúo con calificaciones de excelencia, esto se repitió en la Licenciatura en Economía en la UAG. De toda su generación fue el primero de todos los jóvenes en titularse y felicitado por sus maestros. Nuca dejó de prepararse, tomo cursos de planeación, programación, formulación de proyectos, organización empresarial entre otros, siempre buscando la superación y ampliar sus conocimientos.

Fue un excelente futbolista, un día llegó un visor del Atlas de la primera división profesional, para ver jugar a los jovencitos y lo invito a que se sumara a las reservas del equipo en Guadalajara, pero por desgracia no tenía los recursos para ir, “si mi hermano hubiera tenido dinero si se hubiera ido, pero por algo pasan las cosas termino su carrera y llegó a ser gobernador de Guerrero”, comenta el economista Arturo Juárez.

También fue testigo de su primer amor, “mi hermano René se enamoró perdidamente de una vecinita, yo era el “recadero” me pagaba diez centavos por llevarle la carta de amor, tenía que esperarme para que la chica me diera la respuesta, pero también a ella le cobraba diez centavos, ganaba doble”, recuerda divertido Arturo.

Ceviche, paella, camarones, ostiones, aporreadillo, sopesitos con salsa bien picosa frijoles y queso son la comida predilecta de René, su mamá lo consentía con un rico salpicón y tortillas hechas a mano, nunca hizo dieta, era de muy buen comer, pero como siempre ha hecho ejercicio nunca engordó, aún ahora corre alrededor de 5 kilómetros diarios y sigue jugando futbol.

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