martes, 24 de enero de 2012

Investigación científica revela conducta de la tortuga marina


 Investigaciones realizadas por científicos de varias universidades del país, evidenciaron que las tortugas marinas cuentan con un sistema neuronal que les permite percibir el campo magnético terrestre, es decir, un sentido sensorial para conocer su ubicación geográfica en el océano y en la tierra.
Con esta función, la especie acuática pudiera establecer mapas geográficos para migrar entre sus playas natales y sus áreas de forraje con rutas más precisas, incluso después de varias décadas de haber nacido. Y aunque desde hace 50 años se pensó que las tortugas poseían un sistema sensorial magnético, la idea no había sido confirmada.
El doctor Gabriel Gutiérrez Ospina, investigador y coordinador de la investigación en el Departamento de Biología Celular y Fisiología del Instituto de Investigaciones Biomédica, en la UNAM, explicó que el proyecto empleó a la tortuga negra o prieta (Chelonia agassizi), especie que anida sólo en playas de Michoacán y en las Islas Galápagos, para llegar a esa conclusión.
Con estos animales, el grupo de expertos mostró que el ojo es el órgano receptor-primario de la información magnética ambiental percibida. “Estos datos llegan a zonas del cerebro donde también se procesa información visual, tal y como se observó en los primeros estudios de mapeo cerebral, cuyo propósito fue colocar en un grupo de tortugas recién nacidas imanes sobre la cabeza y en el caparazón para distorsionarles el campo magnético terrestre”, expresó.
Al respecto, Gutiérrez Ospina puntualizó que la reacción de los animales, pese a tener el apoyo visual intacto, las condujo a una desorientación mientras pretendían dirigirse al mar.
El investigador sostuvo que los primeros resultados indicaron que los animales se mueven del nido hacia el mar mediante el uso de claves visuales, como se había formulado en un principio, “pero lo relevante es que también emplean claves magnéticas para orientarse y dirigirse hacia al océano desde sus nidos”.
Es decir, para alcanzar su propósito, las tortugas establecen un proceso de integración sensorial que sintetiza y agrupa información magnética, visual, olfativa, táctil y auditiva, detalló el científico universitario.
Para corroborar la teoría, el grupo de investigación acudió al Instituto de Física de la UNAM, a fin de hacer pruebas mediante un blindaje magnético donde fueron situados los animales, y así anular los campos magnéticos para después aplicar estímulos magnéticos controlados en las tortugas.
Al examinar el cerebro de las tortugas expuestas a este ensayo, y tras monitorear la disponibilidad de una proteína llamada c-Fos, se identificó un grupo de neuronas que se activan en el ojo y en otras áreas visuales y, con ello, se determinó que éste es el órgano receptor o sensorial de la información que procesan los animales, detalló Gutiérrez Ospina.
Por otra parte, se planteó que la transformación de datos magnéticos en señales eléctricas neuronales, un proceso conocido como transducción, es realizado por cristales de magnetita (óxido de fierro), por lo que al realizar otras investigaciones se confirmó la presencia de este elemento en el órgano visual.
El entrevistado mencionó que los cristales de magnetita están adheridos a las membranas de células, las cuales son conocidas como fotorreceptores, y de las neuronas ganglionares en la retina.
Pese a la existencia de estudios similares en pichones, truchas y topos, el experto aseguró que la investigación mexicana comprobó que las tortugas son capaces de interpretar la información magnética ambiental, ya que sus experimentos hallaron cambios en los potenciales eléctricos cerebrales y modificaciones de la conducta de nado debido a los estímulos magnéticos aplicados directamente en el ojo.
“Estos resultados exponen que las tortugas marinas toman decisiones a partir de la información magnética percibida en su entorno”, concluyó el científico universitario.
El estudio liderado por la UNAM y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo fue apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y contó con la participación de investigadores de las universidades Autónoma Metropolitana, Veracruzana y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.(Agencia ID)

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