miércoles, 15 de junio de 2011

Decenas de feligreses, piden la destitución del párroco de “la villita”


Alejandro Ortiz/NOTYMAS
Chilpancingo, Gro., mayo  del 2011 (NOTYMAS). Feligreses de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, mejor conocida como “la villita”, pidieron la destitución del párroco encargado, Cesáreo Vargas Hernández a quien acusaron de prepotente y grosero.
Decenas de personas que asisten a esta parroquia, aseguraron que el párroco ha hartado la paciencia de las personas que allí asisten a misa, por lo que solicitaron la intervención del obispo Alejo Zavala Castro, para que cambien de sacerdote de manera inmediata.
Señalaron que hace muchos años este padre se encuentra a cargo de la parroquia pero la usa como un negocio, ya que no permite que ningún otro sacerdote esté allí o que presente su servicio, además de que mencionan que es prepotente y grosero dentro y fuera de la iglesia, y que por esta causa la iglesia casi ya no tiene gente, “los feligreses prefieren caminar más para no tener que asistir aquí a misa, y hemos perdido a casi la mitad de los creyentes que anteriormente aquí asistían”, destacó Luz María Tecoapa, quien es encargada de limpieza de la parroquia.
También destacó que son decenas de personas las que están en contra de que este sacerdote siga ejerciendo en esta parroquia, “hace las cosas de mala gana, es impuntual, te grita dentro de la misa y trata muy mal a quien no tiene dinero.
Asimismo aseguraron miembros del comité de desarrollo de la parroquia que el padre Cesáreo Vargas continúa allí, debido a que de esa forma consigue dinero, el cual se supone debe ir directo a la infraestructura de “la villita”, “desde antes que el llegara estábamos empezando con la construcción de una parroquia completa, pero en cuanto llegó se perdió la iniciativa y hasta ahora lo único que ha hecho es una barda”.
Finalmente pidieron a los feligreses que sigan asistiendo a esta parroquia para exigir de forma conjunta la destitución del sacerdote quien ya no se encuentra en condiciones de llevar al frente la parroquia, “necesitamos sangre nueva, y no por otra cosa sino porque él a veces parece que ya no sabe lo que hace ni lo que dice, se duerme en celebraciones e impide que se integren ideas nuevas para el bien de la iglesia”.  (NOTYMAS)

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